Del hostel me mandaron a comer a la parrilla de Facu (un paty tumba salteño). Un tipo demasiado mamado se comió unos cachetazos de otro comensal por rompe huevos. Yo comí un sandwich de lomito con salsa de palta.
Estoy en una habitación solo con seis camas. Antes vale decir que al menos de noche en la calle Bolívar hay mucha tranquilidad, poca luz y gente escondida en la sombra de algunos arboles.
Mi alimentación no es la mejor.
Una de mis promesas de viaje para sostener este blog es cortarme el pelo en Perú y publicar la foto. Nada de tatuajes.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
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